Monday, March 03, 2008

Si realmente supiera como, creo...


Pensar que cuando uno cree que lo peor ya aconteció la novedad desgraciada reaparece para absorbernos el aliento frío y seco que tímidamente se escondía. Un hilo de silencio ata los vagos rincones que no quedan dibujados en el aire pero sabemos donde encontrarlos para escondernos, agachados con las piernas pegadas al pecho y los brazos cubriéndolas sintiendo el débil temblor del cuerpo. Los ojos cerrados y la cabeza agachada pegada a las rodillas. Eco mudo de vacío que gobierna la escena.

Sin embargo la causa propia sigue siendo la rectora ama y esclava de si misma, estrella que se luce con brillos y aplausos. Monólogo sordo que ni ella escucha y se obnubila cerrando fronteras a las palabras de los otros significantes que quieren abrazarnos y arisca y desidiosamente rechazamos. ¡Cuánto necesitamos de ese abrazo que está y no queremos recibir! Pero sin siquiera razonarlo un mísero segundo, con firmeza nos negamos una, dos y muchas veces a la caricia reparadora que sólo logra acercarse unos pocos centímetros.

Sin despegar el mentón sobre las piernas, abrimos los ojos e intentamos ver en la oscuridad: queremos leer las paredes bañadas de espesa neblina oscura que las recubre escondiendo cual velo misterioso la página en blanco que desconocemos su contenido. Pero sin mucho trazo que revelar, permanecen, como nuestros sentimientos resguardados, replegadas en su terciopelo rojizo granate y tenue a la vez. ¿Por qué es tan complicado entender que lo posible no juega nunca en el límite del más allá y mucho menos desafía al desconcierto?

¿Para quién escribo? ¿Escribo o sólo pienso en voz alta e indeleble? Ya ni sé si es un organizador de las pasiones del alma o un inventario de la bitácora perdida de mi caminar; si es que existió. Retomo el ego involucrado en el aquí presente y sus respectivos círculos protectores, invisibles para el resto pero enjaulados para mí. Ya no hablo de ellos, nosotros u otros. Hablo de mí. Yazgo desarmado como un rompecabezas de quinientas mil piezas esparcidas por el piso de una inmensa habitación sin techo, iluminada por el mítico firmamento. Me pregunto que aficionado dará parte de su tiempo para unir cada pedacito de mí formando una gestalt.

Modelo que se repite o reincidencia modular en mi acontecer y acaecer sádico en búsqueda de una larga soga, fuerte y firme que me ate. Con la mirada perdida y cansada cierro los ojos nuevamente y apoyo otra vez la cabeza sobre las rodillas. Me suelto las piernas, llevo mis manos a la nuca y dejo esta vez los brazos alrededor de mi cabeza. Me tapo los oídos para no oír el silencio y callado, permanezco sentado en el rincón donde comencé a pensar estas humildes cuestiones que sin respuesta seguirán vigentes –espero que no por siempre así sea- rondando hasta que mi terquedad se desvanezca en glamorosos añicos de vitreaux.

oOºoº

3 comments:

Jimena said...

Hola LEAN!!! Me encanta tu estilo de escritura. Es un don y me gusta que puedas compartirlo.

Te quiere mucho,

Jime

Anonymous said...

"¿Para quién escribo? ¿Escribo o sólo pienso en voz alta e indeleble? Ya ni sé si es un organizador de las pasiones del alma o un inventario de la bitácora perdida de mi caminar; si es que existió."
Me gustó eso Ati-Dancer ;-)
Y me gustó el cambio de look del blog.
Un beso, Mariana.

Diego said...

Muy lindo el escrito Lean. A veces la seguridad de esa oscuridad donde uno se encuentra en posición casi fetal es mas cómoda que la acto de erguirse y brindarse a la posibilidad de una nueva caida...

Un abrazo!