Friday, June 01, 2007

Evangelízame (Conserva la herejía que hierve mis pasiones)


Y sí… pasó otra vez… me dejé estar con las actualizaciones de este sitio. Antes que nada, agradezco las críticas anteriores pero digamos que no voy con letras pequeñas ni al dorso; mi retórica no se esconde tras mis labios sino que se desnuda frente a quien quiera entenderme. Tampoco pretendo –y si bien no es mi objetivo sé que no lo voy a cumplir- hacer un texto incomprensible a la mente pero grato al alma, o de esos escritos interminables que nada dicen pero que en apariencia completan los espacios. En fin, cerramos ciclo, abrimos ciclo. Cambiamos texto, con su respectivo cambio en espejo, en el sentir de quien lo escribe.

Sólo pretendo volcar en algunos grafemas unos cuantos sentimientos que me llenan cada día de felicidad y ganas de ser. No es fácil, en lo más mínimo, la aceptación del malestar y mucho menos padecerlo. Casi de manera defensiva solemos negarlo –de hecho es un mecanismo de defensa- y lo tapamos con “peros” que no tienen razón de existir. Y cuando finalmente logramos escapar de el, nos replanteamos una y otra vez que ese mismo patrón se repetirá a lo largo de nuestra existencia.

Sin embargo, cuando más consolidada está la estructura, se produce el choque. Resignificación y aceptación. Repentinamente apareciste y me mostrarte que no todo es malo, que no todo siempre tiene su lado de vaso vacío; me enseñaste a sonreír por más de un día continuo. Me mal-acostumbrás con tu dulzura y te hacés querer incondicionalmente. ¿Cómo es posible que me hayas dejado en este estado en el que la entrega máxima fue alcanzada y no dispongo de mi juicio ya que confío ciegamente en tu criterio? ¿Sos real?

Me das calor, me completás. Me exitás y despertás mis pasiones más guardadas que te esperan para escapar cuando le das vida con tu mirada. Disfruto besarte esos labios que saben bien como envolverme y provocarme ese frío interno que sube hasta llegar al pecho. Deseo tus caricias que conocen donde transitar y provocan ese gemido mudo e inconsciente que no puede retenerse. Anhelo tocarte y rozar tu piel, sentir tu cuerpo pegado al mío, el calor que desprendemos cuando estamos juntos. Quiero tus brazos alrededor de mi cuello, mis manos en tu cintura; tus ojos mirando a los míos, hablando sin palabras en ese idioma que prescinde de las mismas. Necesito besarte con los ojos cerrados, sentirte profundamente queriéndome, respirándome al oído con tus susurros de placer. Enroscar mis manos en tu pelo, sentir las tuyas en mi espalda mientras besás mi mejilla, mientras me hacés suspirar.

Quiero abrazarte muy fuerte, decirte que te quiero. Te quiero.

oOºoº