Saturday, April 19, 2008

Es un viaje de ida.



No podía haber encontrado mejor excusa para actualizar este sitio que la charla que he escuchado atentamente mientras regresaba a casa desde mi trabajo. Esta práctica de prestar atención a conversaciones ajenas la vengo desarrollando hace pocos años y con fructíferos beneficios puedo darme el lujo de recomendársela a mis lectores.

El texto que habré de transcribir, es un relato verídico donde la ficción no encuentra grieta para filtrarse y deja que las palabras expresen una realidad de este humilde y corto viaje que la vida me ha regalado en la noche de luna llena de hoy. Sólo me he tomado la licencia de tergiversar un dato: el nombre de las tres protagonistas, que desde ya, desconozco. Estas señoras de entre sesenta y setenta años de edad serán llamadas Erlinda, Chola y Nené. Los nombres son puramente arbitrarios y pueden ser reemplazados por los que más les agraden a mi público.

Aquí lo que escuché:


(Leandro se encuentra viajando desde su trabajo a su casa, en el colectivo. Está sentado en el último asiento, en el medio. Los dos de su izquierda se encuentran ocupados por una pareja de ancianos y los dos de la derecha, vacíos. Luego de cinco minutos de recorrido, alrededor de las once y cuarto de la noche, suben Erlinda, Chola y Nené al colectivo de la línea 132. Erlinda, se sienta sola en un asiento que se encontraba delante, del lado derecho a donde Leandro estaba sentado. Chola y Nené, se sientan a la derecha de Leandro en los asientos que se encontraban vacíos.)

Chola.- ¡Hay, mirá! El cartel de Mimí Maura (señalan el anuncio pegado en la vía pública).

Nené.- ¡Sí! Ya lo había visto en realidad. Es esta actriz española que está por venir a la Argentina.

Chola.- Claro, es esta actriz que en realidad es un hombre. Es un transformista.

Nené.- Tenés razón. Pero en realidad no se llama Miní Maura.

Chola.- ¿Cómo?

Nené.- Se llama Carmen Maura. Como la otra actriz española. Pero cuando está vestido de mujer es Mimí Maura.

Chola.- Puede ser. Lo que sí sabía es que tiene un coreógrafo genial.

Nené.- También lo sabía. El último espectáculo que montó es fabuloso.

Chola.- ¡Sí, fabuloso! Recibió muy buenas críticas. Es como me gustan a mí los shows, la verdad.

(El colectivo estaciona en la parada que se encuentra localizada frente al local bailable clase “C” llamado “Fantástico” en el barrio de Balvanera.)

Chola.- Mirá los chicos como esperan en fila para entrar al baile, Nené.

Nené.- Esperan haciendo la cola, pero esos otros, los que están sentados, no. Están haciendo “la previa”. ¿No ves?

Chola.- Sí, están tomando alcohol haciendo la previa, la que muestran en la televisión, en todos los noticieros.

Nené.- Porque ahora salen para tomar alcohol solamente. Y así terminan.

Chola.- A los golpes de puño y todos lastimados.

Nené.- Aparte miralos como están vestidos. Antes sí que se salía al baile.

Chola.- Me acuerdo que se ponían lo mejor, de lo mejor. Las mejores prendas. Con la raya bien marcada en sus trajes.

Nené.- Bueno, en mi época ya no salían con traje los hombres, pero una se elegía al más lindo, al más pintón.

Chola.- A veces pienso en todo como era antes y veo la tele ahora y no puedo creer lo mal que estamos. Es una vergüenza. ¡Mirá! (señala un restó).

Nené.- ¿Qué pasa, Chola?

Chola.- Tenemos que venir a comer acá.

Nené.- No. (Responde muy ofuscada.)

Chola.- ¿Por qué?

Nené.- Porque acá no me gusta. Tenemos que ir a ese muy lindo, bien paquete, el que está en Corrientes y… No me acuerdo la otra calle. ¿Sabés cual te digo?

Chola.- ¡Ah! Ya sé cual. Sí, tenemos que ir. Pero vos cuidate, por la sal, te digo.

(Se acerca Erlinda hacia la puerta del colectivo, que estaba próxima a donde sus dos amigas se encontraban sentadas.)

Erlinda.- Acá nos bajamos chicas.

Chola.- Justo en esta heladería. ¿Ves? Para no tener mal la sal ahora te tomás un heladito. Algo bien dulce.

Nené.- ¡Sí! Algo bien dulce. Como dulce de leche… Dulce de bananas… O ese dulce de “bárroc”.

Chola.- De “maroc”.

Nené.- Sí, el de “maroc”.

(Finalmente las tres amigas se bajan del colectivo y Leandro sólo, atónico, las contempla al bajar con su mirada.)


Chicas… En dónde se encuentren en este momento: ¡Gracias por alegrarme el viaje!

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