Estaba un poco desactualizado este sitio, es decir, algunos sentimientos plasmados en el último, me corrijo, en los últimos escritos no coinciden –afortunadamente- con los que actualmente se me manifiestan. Pareciera que una nueva treta de más allá de la razón se me juega frente a mis ojos y me obnubila la conciencia de sí enajenándome de la realidad selectiva. Sin muchos rodeos: tranquilidad serena que calma mi malestar y prepara para la paciencia.
No pretendo crear un texto interminable de esos que la gente no pretende leer (o no quiere) porque anulo el objeto original que me propuse al crear este espacio casi hace ya un año, pero se me hace imposible limitarme a mi forma de (no) ser; debo dejar el texto abierto para que cada uno de los lectores escriba su propia historia desde el reactivo primario que está conformado por estas sumisas líneas. Retomando el adjetivo de “sumisas” podría llegar a recordar clases de Literatura en donde se me cuestionó por utilizar el adjetivo “sumiso” al hablar de un texto. Habrán notado que lo literal no siempre es rector aquí viéndose desplazado por la prosa metafórica: sumisas son las líneas que demasiado mansas se dejan forjar por las palabras de se me escapan de mi persona. Supongo que la idea se desprende de la forma en la que deseen convertir este contenido.
Hoy me permito una vez más violar alguna que otra de las reglas auto-impuestas al crear este sitio: la imagen también contradice el propósito original de esto, aunque también artísticamente usa la metáfora gráfica para darle vida a las oraciones que intento transmitir. Y se complica. Claro, por supuesto que no siempre la metáfora deforma por completo, como la represión al material inconsciente del sueño, y no encuentro la forma más adecuada de disimular el porqué escribo hoy. Conclusión, anhelo escribir sin transmitir el todo a quien corresponda. ¿Por qué? No lo sé. Tampoco creo que lo sabe quien ansío que lo lea.
Cautelosamente se proyecta cada vez más un poquito el conjunto vincular de los sujetos. Podría arriesgarme a afirmar que es la primera vez en la que les quito un poquito de valor a las palabras (¿se lo quito verdaderamente o lo desplazo a otro lugar?) y me uno a su juego. Comentario al margen pero a lugar, desde ya: se me criticará por la retórica que suelo utilizar cuando redacto. Un prejuicio, no más. Retomando: corté la soga que me retenía al firmamento de mi cama y estoy caminando sobre las nubes esperando encontrar el asilo que me refugie. Me temo que llegué; no estaba deshabitado, no, en lo más mínimo. Vamos a dormir que la noche es fría y la lluvia nos hiela la piel.
oOºoº
No pretendo crear un texto interminable de esos que la gente no pretende leer (o no quiere) porque anulo el objeto original que me propuse al crear este espacio casi hace ya un año, pero se me hace imposible limitarme a mi forma de (no) ser; debo dejar el texto abierto para que cada uno de los lectores escriba su propia historia desde el reactivo primario que está conformado por estas sumisas líneas. Retomando el adjetivo de “sumisas” podría llegar a recordar clases de Literatura en donde se me cuestionó por utilizar el adjetivo “sumiso” al hablar de un texto. Habrán notado que lo literal no siempre es rector aquí viéndose desplazado por la prosa metafórica: sumisas son las líneas que demasiado mansas se dejan forjar por las palabras de se me escapan de mi persona. Supongo que la idea se desprende de la forma en la que deseen convertir este contenido.
Hoy me permito una vez más violar alguna que otra de las reglas auto-impuestas al crear este sitio: la imagen también contradice el propósito original de esto, aunque también artísticamente usa la metáfora gráfica para darle vida a las oraciones que intento transmitir. Y se complica. Claro, por supuesto que no siempre la metáfora deforma por completo, como la represión al material inconsciente del sueño, y no encuentro la forma más adecuada de disimular el porqué escribo hoy. Conclusión, anhelo escribir sin transmitir el todo a quien corresponda. ¿Por qué? No lo sé. Tampoco creo que lo sabe quien ansío que lo lea.
Cautelosamente se proyecta cada vez más un poquito el conjunto vincular de los sujetos. Podría arriesgarme a afirmar que es la primera vez en la que les quito un poquito de valor a las palabras (¿se lo quito verdaderamente o lo desplazo a otro lugar?) y me uno a su juego. Comentario al margen pero a lugar, desde ya: se me criticará por la retórica que suelo utilizar cuando redacto. Un prejuicio, no más. Retomando: corté la soga que me retenía al firmamento de mi cama y estoy caminando sobre las nubes esperando encontrar el asilo que me refugie. Me temo que llegué; no estaba deshabitado, no, en lo más mínimo. Vamos a dormir que la noche es fría y la lluvia nos hiela la piel.
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