Como en los viejos tiempos,
en los que el mismo destino es quien se ocultaba
tras los obstáculos con los que me encontraba,
me hallo frente a la inmensidad vacía que me exige ser completada.
No sólo es un deseo de satisfacción
sino una demanda compulsiva
de buscar respuestas a interrogantes
que muy probablemente jamás han existido.
Sin embargo la necesidad del saber
logra dominar una vez más a este humilde servidor,
esclavo sumiso de sus sentimientos enajenados
y exige hechos.
El anhelo de entenderte
es la máxima abstracción
de la cual sería capaz de morir
con el objeto de convertirla en realidad.
Finalmente te supiste escapar de mi imaginario totalizador
y me enseñaste, como un buen maestro a su alumno,
que los ideales son inalcanzables
y que lo real excede a la voluntad del espejismo.
Belleza y adoración simbólica
es sólo lo que me inunda
esta brecha distante entre la sede rectora de mi razón
y el centro incontrolable del sentir.
Tu totalidad es lo que descubrí involuntariamente
y ansío no perderla nunca jamás
como así también conservarla
en mi alhajero de perlas invisibles.
Para vos, todo.
Enero, 21. 2007
oO°o°
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